martes, 20 de enero de 2009

Curso de Buenos Modales


Por Saponara


Querido lector, esta es la primera entrega de un curso de buenos modales de la revista digital Avivada. Esperamos que sea de su agrado y lo ponga en práctica.

Hoy: Los padres de la novia

La primera visita a la casa de su novia puede ser algo engorroso y provocar ciertas situaciones de incomodidad, tanto para usted como para los padres de su amada. Con los siguientes sencillos consejos, a las pocas semanas, tendrá a sus futuros suegros comiendo de su mano.

1- Deberá presentarse con cordialidad y amabilidad. No decir: “no le doy la mano porque la tengo en el bolsillo” o para caer en gracia: “usted es el botón que no deja de llamarla al celular cada vez que salimos…ja...ja” esto puede provocar un gran enojo en su suegro. Menos utilizar apodos tales como: “pelado”, “bigote”, “buchón”.

2- Si el padre de su novia es de corta estatura, jamás deberá realizar expresiones tales como: “usted es el famoso medio polvo” o “jefe si se apura talvez los alcanza, digo, al circo que acaba de pasar…Están buscando un enano” u otro tipo de comentario referido a la estatura.

3- Jamás haga comentarios íntimos. Es de mal gusto decir: “la verdad su hija vestida no vale nada” o “ dígame Juan, cuando eran novios con su mujer era tan atorranta como su hija”

4- Coma todo lo que le ofrece su suegra y NO HACER NINGUN COMENTARIO COMO: “con varios bizcochuelos como este asfaltamos toda la avenida Juan B. Justo, es un adoquín” o “no tiene nada para rempujar, la torta esta se me quedó en el gargüero”. Si tiene sed aguardará a que le ofrezcan algo para beber

5- Si su suegro/a dice alguna cosa que esta fuera de lugar, trate de no contradecirlo. Aunque caiga en la tentación de decir: “ discúlpeme, pero usted sabe menos de política que un mono vietnamita” o “ toda su familia es estúpida como usted o lo suyo es una casualidad”

6- No cuente chistes verdes como el cuento del japonés que tenía un vecino español que se llamaba curro (es viejo y de mal gusto). Tampoco realice bromas como decir que tiene un problema venéreo o su madre es Cecilia Pando. Eso si, ríase de todos los chistes y bromas de su suegro/a por mas idiota y repugnante que fuesen (el chiste no su suegro)

7- Facilite el diálogo. No se quede callado como una momia egipcia. Comente sobre el clima o la realidad nacional. Pero evite caer en lo soez como: “ que calor que esta haciendo, la otra tarde hacia tanto calor que estuvimos en mi departamento con su hija en bolas todo el día ” o “ hacia tanto calor que me transpiraba hasta el culo”

8- Refiérase a su novia con elegancia y respeto. No utilice términos tales como: “la estúpida de su hija” o “La idiota esta”. Tenga la delicadeza de ser igual con los parientes de su amada cuando habla de ellos delante de su suegro/a. No diga (refiriéndose al hermano): “el jeropa de su hijo” o (cuando habla del tío) “el cornudo de su hermano”.

9- Si el padre de su novia le faltan los dientes no diga: “en el comedor suyo le faltan varios muebles” o “¿se peleó con el cepillo de dientes?”

10- Si su suegra es fea trate de disimular su sorpresa o espanto. No salga corriendo exclamando a los cuatro vientos “ es mas fea que el diablo en calzoncillos” o “ señora si se maquilla un poco se va a parecer a la novia de Frankestein

11- Por último no se rasque ninguna parte del cuerpo, menos aún contra el marco de la puerta o el salpicré de la pared.


Gracias!

El silencio


Por Baby Lanata

El silencio era un estado muy apreciado en la antigüedad. El silencio ayuda a pensar; a cavilar sobre el mundo y la realidad presente. Pero pareciera que en nuestros tiempos es algo molesto; dañino para el espíritu. En todo momento, en todo lugar, se debe llenar ese vacío que provoca el silencio. No importa si se llena con ruido, con música o cualquier cosa que embote nuestros sentidos. Tal vez es algo producto de la globalización o del neoliberalismo…no lo sé. Pero cada vez es más difícil conseguirlo. Es un oasis en este desierto. Me dirá el buen lector que el ruido siempre estuvo presente; y yo diré que tal vez sí. Que antes había tanto ruido como ahora, que las personas corrían a los alaridos, emitiendo todo tipo de sonidos guturales. Pero es una realidad que la tecnología y el avance científico ha alimentado esa ausencia del silencio. Celulares con parlantes externos, vendedores de CD grabados, motonetas que pasan a las cuatro de la madrugada (sin hablar de los recolectores de basura y sus camiones que se asemejan al ruido de un panzer de la segunda guerra mundial); autos, perros callejeros, novios despechados, vecinas que se pelean, etc. Todo contribuye a hacernos más insensibles al silencio. Es una continua llamada de atención, hago ruido porque existo; estoy en el mundo. No solo el ruido provoca molestia a los otros; también se podría decir que es una perdida de libertad y de cortesía ¿Por qué el otro debe soportar mis ruidos, mis ausencias de calma? Esa actitud es egoísta y pueril.

El mundo se asemeja a un consultorio de dentista, la música de ambiente es la reina. También se podría hablar de la televisión (y no caeré en el lugar común de que provoca la ausencia del diálogo). Es muy extraño ingresar a un establecimiento sin que haya un receptor de televisión encendido y con un volumen alto. No importa el canal ni que hay en él, solo debe estar encendido para llenar el vacío. Más de uno desearía poblar el universo con televisiones y Regatón. O peor aún, llevar bocinas parlantes al medio de la pampa para que el sensible sonido de los pájaros sea acallado definitivamente. En el fondo es jocoso que vivamos en un mundo completamente alterado por la ausencia de la paz sonora. Si esto sigue así, la próxima vez deberé escribir a los gritos para poder ser escuchado. Hasta la vista.


Baby... Lanata